¿Quién descubrió la grafología? ¿Dónde se originó esta ciencia? ¿Cómo puede perdurar este tipo de ciencia a lo largo de los siglos y continuar activa en la actualidad? Hay muchas preguntas que te estarás haciendo que deben recibir una respuesta. Uno de los objetivos primordiales de los expertos en grafología es desvincular esta ciencia de cualquier carácter místico, corroborando, así, la existencia de una conexión entre la escritura y el carácter de cualquier persona.
Tanto en China, como en el antiguo Egipto, se consideraba la escritura como algo místico, se dice que incluso el griego Demetrio de Falera aseguró que “la letra expresa el alma” (300 años antes del nacimiento de Jesucristo). La escritura no se extendió hasta el final de la Edad Media, anteriormente la población analfabeta se limitaba a realizar cruces cuando se disponían a firmar, por lo que la grafología se encontraba totalmente limitada.
En una primera definición el término grafología surge de la conexión entre los términos grafos (γραφή = escritura) y “logos» (λόγος = discurso).
En 1622 el profesor C. Baldo editó uno de los primeros libros de grafología (Trattato come de una lettera misiva si cognoscano la natura e qualitá dello scrittore”. Este libro fue traducido por el Abate J. H. Michón, el cual creó la “Sociedad Francesa de Grafología” y escribió el libro “los misterios de la escritura” (además de crear un periódico exclusivo sobre grafología). Aunque la grafología tiene su origen en épocas anteriores, se puede considerar Francia como la cuna de la grafología.
Uno de los discípulos de Michón fue Crepieux-Jamin, este alumno superó a su maestro estableciendo siete parámetros principales dentro de la grafología (los parámetros indicados a continuación serán analizados en próximas entradas):

Inclinación -Tamaño -Presión -Cohesión -Forma -Velocidad -Dirección de los renglones
Además de establecer la definición y diferenciación de estos parámetros, Crepieux-Jamin afirmó que existía una conexión entre la mímica del cuerpo y la escritura. Para este maestro grafólogo, otro de los puntos importantes era la diferenciación entre la escritura armónica* (la cual indicaría un espíritu superior) y desarmónica (con un espíritu inferior).
*La armonía en la escritura es una forma de clasificar la escritura según el ritmo, equilibrio o belleza. En definitiva, se considera una escritura armónica una escritura donde existe una relación entre forma, espacio y movimiento. Esta distinción puede variar según el grado de cultura o la estética de las personas que realizan esa escritura.
Crepieux-Jamin en su ABC de la Grafología aseguraba que “la armonía de la escritura resulta de sus buenas proporciones, de su claridad, del acuerdo entre sus partes. La sencillez, sobriedad y soltura precisan más su valor. La armonía de la escritura corresponde a la del carácter. Es el signo de la superioridad”. Los expertos de la grafología actual observan que la armonía de una escritura es algo muy abstracto y que depende de muchos factores por lo que se pueden caer en juicios de valor. Los estudios actuales de grafología intentan eliminar cualquier tinte subjetivo que pueda nublar la vista de cualquier grafólogo.
La grafología como cualquier ciencia ha avanzado y se ha ido perfeccionando con el paso del tiempo, siendo cada vez más rigurosa y evitando los juicios de valor, los cuales la acompañaron en su nacimiento. En definitiva “el grafólogo sólo aspira a penetrar en el carácter de las personas y su modo de ser, sin más aspiración que ayudar a los hombres a que cumplan el más antiguo de los deseos de la Humanidad: CONOCERSE” (Xandró, 1994).
Referencias
Nanot, A. (1962). Grafología, espejo de la personalidad. Barcelona: Círculo de Lectores.
Vels, A. (2007). Grafología de la A a la Z. Barcelona: Herder.
Xandró, M. (1994). Grafología Elemental. 5th ed. Barcelona: Herder.
Xandró, M. (1996). Grafología Superior. Barcelona: Herder.
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